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Futbol, redes sociales y teles a la última


Viendo los partidos de España contra Chile y de Argentina contra México me ha sucedido que he acabado viendo el partido con otros cinco amigos, cada uno de los cuales se encontraba en países diferentes.

Hemos visto partidos con ellos de manera presencia. En el estadio, o en los bares, pero ahora, más de diez años después estamos repartidos por distintos países. Al igual que entonces, no hay modo de que nos pongamos de acuerdo en las apreciaciones de las diferentes jugadas. La más pura esencia del futbol.

Cada uno desde nuestros lugares de visión sin querer, pero sin evitarlos, comenzamos a twittear o a comentar estados en Facebook (que permite una conversación a modo de bitácora) que es en el fondo lo que haríamos estando juntos.

Esto que puede parecer una extravagancia a muchos no es ni más ni menos que parte del futuro que se nos viene según vayan convergiendo las plataformas sobre las que vemos la señal de televisión, y las plataformas con las que nos conectamos a Internet.

Algunas marcas ya han sacado (a través de portales propios) la posibilidad de ver videos de YouTube desde la misma pantalla del televisor. Muchos reproductores de BlueRay ya cuentan con esa posibilidad.

Dentro de nada, tener un miniteclado con un mando de bola a modo de ratón, conectado vía Bluetooth con el televisor será estándar, así como la colocación de una salida de red al lado de la salida de antena de nuestros televisores.

Quizás en uno o dos mundiales lo veamos como habitual, pero… ¿no será esto un paso más hacia los televisores murales que Bradbury describió en Fahrenheit 451?

Luchas de robots


A los que nos gustan los robots, ver el modo en el que se enfrentan entre ellos en una demoledora lucha que sólo termina cuando uno de ellos sobrevive a los demás, es uno de los espectáculos más llamativos a los que uno puede asistir.

En el fondo lo que se enfrenta en el campo de batalla es un conjunto de algoritmos de búsqueda y destrucción, embebidos en un hardware especializado en perforar, tumbar, cortar y empujar a todo lo que tengan delante.

Ayer, este campo de batalla se traslado durante unas horas a Wall Street. Al modo de las guerras de robots, los ordenadores de muchas de las empresas operadoras en la bolsa, entraron durante un corto periodo de tiempo en una lucha por ver cual de ellos obtenía liquidez más rápidamente, provocando una caida de casi el 10% del índice y de más del 60% en valores concretos.

image Los detalles concretos de lo sucedido no los sabremos nunca. Ninguna operadora va a reconocer que tienen sistemas informáticos con defectos que pueden provocar caídas de la bolsa, pero si ha sido una buena cosa que pasase esto ayer.

En mitad de una batalla especuladora contra valores y deuda, y en un sistema financiero que se asemeja al Imperio de Felipe II, el que los mercados bursátiles carezcan de mecanismos de control suficientes es como fumar en una santabárbara: puede que salga por los aires.

Los controles de los sistemas de las operadoras bursátiles pueden proporcionarles una ventaja con sus clientes, pero es en el operador del mercado dónde debemos encontrar los controles que impidan que los movimientos en cascada de unos sistemas con otros, y las operaciones automáticas, desestabilicen un juego que tanto influye en la financiación de las empresas y en su futuro comercial.

El NASDAQ ha anulado las operaciones realizadas durante las dos horas de la “batalla”, pero lo mejor es que esta no se hubiese producido.

Las nuevas guerras de religión


Leyendo un libro sobre la Europa del Renacimiento, y lo convulso que fue dicho periodo debido a las Guerras de Religión, no pude menos que acordarme de una serie de entradas de un foro en el que se discutía sobre que sistema operativo es mejor.

Como en aquella época, cada partidario blandía sus razonamientos en contras de los máximos representantes de cada religión, y los dogmas y paradigmas que los definen.

Llevamos años viendo la lucha por el mercado de Microsoft, Apple y varios sabores de Linux, y que va redefiniéndose versión a versión de cada sistema.

Ya sea en el campo de los ordenadores, de los móviles, o de los tablets, son legión los que intentarán ingresarnos en uno de los bandos, bajo pretesto de su conectividad, su popularidad, su usabilidad, etc.

No cabe duda que incorporar una brújula a un móvil es algo necesario para todos, y que justifica el alto precio de un iPhone, salvo que hayas decidido que los terminales Android (que también tienen brújula) te valgan. O que la capacidad de conexión de un Windows Mobile que te permite trabajar fuera de tu oficina, y que Android e iPhone han conseguido…

Conexiones jerarquizadasPara evitar enrolarse en este tipo de guerras, que al final sólo afectan a nuestro bolsillo, recomendamos lo siguiente:

  1. Definir una política tecnológica para su empresa o negocio. Ya sea basada en una gama de productos o en una serie de estándares, tener claro que tipo de tecnología necesita le ayudará a definir las características que ha de cubrir cada dispositivo.

    Es importante que esta política tecnológica se plantee desde las necesidades de su negocio. Factores como la interacción con los clientes, o con los proveedores serán piedras angulares de dicha política. Puede que parezca complicado, pero esto le ayudará a reducir en el medio y largo plazo sus gastos, y siempre pueden ayudarle a definirla.

  2. Adecuar la adquisición de los elementos tecnológicos a la política definida. La publicidad es maravillosa. Nos muestra dispositivos ideales que deben estar en nuestro poder, con capacidades y colores de ensueño, pero que puede que no coincidan con lo que nuestro plan indica. A la hora de adquirir un nuevo elemento tecnológico, es conveniente, la realización de un análisis de las necesidades que originan la adquisición, y la búsqueda de los elementos más adecuados.

    Muchos elementos llevan asociados costes relacionados con el tráfico, con los consumos, o necesidades energéticas que nos obligarán a readaptar infraestructuras existentes, o adquirir adaptadores. Han de incluirse estos costes en la evaluación de las opciones.

  3. Actualizar el plan con nuestro negocio. Todo cambia, y la tecnología aún más. Nuestro negocio evoluciona, y lo que era bueno en un momento puede no serlo en otro posterior. Un plan actualizado será garante de la evolución, y de la capacidad de expansión de nuestro negocio.

    La compatibilidad, la fiabilidad y la capacidad de migrar de una tecnología a otra deben considerarse como activos. Estos se han generado como parte de nuestra actividad, y no queremos perderlos.

Aunque parezca complejo definir, seguir y mantener este tipo de planes, su ahorro a largo plazo se compensará con creces, y no excluye que podamos seleccionar ese artículo bonito o de diseño que necesitamos para nuestro negocio. Sólo ha de estar contemplado.