Leyendo un libro sobre la Europa del Renacimiento, y lo convulso que fue dicho periodo debido a las Guerras de Religión, no pude menos que acordarme de una serie de entradas de un foro en el que se discutía sobre que sistema operativo es mejor.
Como en aquella época, cada partidario blandía sus razonamientos en contras de los máximos representantes de cada religión, y los dogmas y paradigmas que los definen.
Llevamos años viendo la lucha por el mercado de Microsoft, Apple y varios sabores de Linux, y que va redefiniéndose versión a versión de cada sistema.
Ya sea en el campo de los ordenadores, de los móviles, o de los tablets, son legión los que intentarán ingresarnos en uno de los bandos, bajo pretesto de su conectividad, su popularidad, su usabilidad, etc.
No cabe duda que incorporar una brújula a un móvil es algo necesario para todos, y que justifica el alto precio de un iPhone, salvo que hayas decidido que los terminales Android (que también tienen brújula) te valgan. O que la capacidad de conexión de un Windows Mobile que te permite trabajar fuera de tu oficina, y que Android e iPhone han conseguido…
Para evitar enrolarse en este tipo de guerras, que al final sólo afectan a nuestro bolsillo, recomendamos lo siguiente:
- Definir una política tecnológica para su empresa o negocio. Ya sea basada en una gama de productos o en una serie de estándares, tener claro que tipo de tecnología necesita le ayudará a definir las características que ha de cubrir cada dispositivo.
Es importante que esta política tecnológica se plantee desde las necesidades de su negocio. Factores como la interacción con los clientes, o con los proveedores serán piedras angulares de dicha política. Puede que parezca complicado, pero esto le ayudará a reducir en el medio y largo plazo sus gastos, y siempre pueden ayudarle a definirla.
- Adecuar la adquisición de los elementos tecnológicos a la política definida. La publicidad es maravillosa. Nos muestra dispositivos ideales que deben estar en nuestro poder, con capacidades y colores de ensueño, pero que puede que no coincidan con lo que nuestro plan indica. A la hora de adquirir un nuevo elemento tecnológico, es conveniente, la realización de un análisis de las necesidades que originan la adquisición, y la búsqueda de los elementos más adecuados.
Muchos elementos llevan asociados costes relacionados con el tráfico, con los consumos, o necesidades energéticas que nos obligarán a readaptar infraestructuras existentes, o adquirir adaptadores. Han de incluirse estos costes en la evaluación de las opciones.
- Actualizar el plan con nuestro negocio. Todo cambia, y la tecnología aún más. Nuestro negocio evoluciona, y lo que era bueno en un momento puede no serlo en otro posterior. Un plan actualizado será garante de la evolución, y de la capacidad de expansión de nuestro negocio.
La compatibilidad, la fiabilidad y la capacidad de migrar de una tecnología a otra deben considerarse como activos. Estos se han generado como parte de nuestra actividad, y no queremos perderlos.
Aunque parezca complejo definir, seguir y mantener este tipo de planes, su ahorro a largo plazo se compensará con creces, y no excluye que podamos seleccionar ese artículo bonito o de diseño que necesitamos para nuestro negocio. Sólo ha de estar contemplado.