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Este Gobierno no es 2.0


El pasado viernes, con medio país de vacaciones, y el otro medio ya de fin de semana, el Consejo de Ministros aprobó el borrador de la LES. No se han hecho modificaciones a la “Ley Sinde”, y no hay más oportunidad que la que nos depara el trámite parlamentario para evitar el desastre.

No cabe duda alguna en que este Gobierno cuando habla de Internet lo hace de oídas. Dice lo que le oye a las patronales de los distribuidores, de los operadores, de los medios de comunicación, de todos aquellos que ven en Internet un enemigo a batir, pues afecta a unos modelos de negocio off-line que desean seguir manteniendo. Pues aunque ninguno ataque directamente a Internet (a nadie se le ocurriría), si está buscando modos de modificar su funcionamiento, su regulación.

Para los que piensan que vale el “todo-gratis”, deben recordar las palabras de Richard Stallman: “Free as in free-speech, not as free-beer” (Libre como en Libertad de Expresión, y no como barra libre). La red no tiene porqué ser gratis, pero si ha de ser libre. De hecho, como empresarios deseamos ganar dinero en la Red, desarrollar nuestros negocios, generar riqueza y mejorar nuestra productividad. La LES puede tener ese espíritu, no lo pongo en duda, pero su gestación está siendo todo lo contrario.

Respecto al título del post, el Gobierno ha escuchado términos de la red y ha visto el 2.0. Álguien, con capacidad de decisión, ha hecho algo parecido a lo que indica del jefe, en su magnífica exposición Pablo Herreros, y como el Gobierno ya tenían unas cuantas webs, han abierto una cuenta en Twitter. ¡Ya somos 2.0!

Cuando hace unos meses, miles de internautas, empresarios, autónomos, profesores y estudiantes, es decir, ciudadanos, les indicamos a través de nuestros blogs, o los canales de Twitter (si, ese que se habían abierto) que nos parecía un problema que una garantía procesal desaparezca y acabe en un comité administrativo, estábamos ejerciendo no sólo un derecho constitucional (Libertad de Expresión), sino un regalo a una recién estrenado Gobierno 2.0: nos quejamos.

El Gobierno hizo el paripé llamando a algunos internautas (ciudadanos) para decirnos a todos que no nos enterábamos, que el borrador de la Ley no dice lo que dice, y que no existen riesgos para los internautas… Un pecado 2.0.

Los internautas somos un colectivo de ciudadanos heterogéneo, y por lo tanto con capacidad de analizar diferentes enfoques. Además, tenemos la posibilidad de acceder a diversas fuentes (no solo las oficiales) y por lo tanto alcanzar un conocimiento más profundo del asunto. No somos idiotas, y sí hemos entendido perfectamente la ley.

Los que no han entendido que significa el 2.0 es el Gobierno. Cuando ante tanta queja han tenido la oportunidad de corregir la redacción para cubriendo los objetivos “oficiales” tranquilizar a la ciudadanía (sí, repito, los internautas son ciudadanos que votan y pagan impuestos) en el respeto a sus derechos, repito, ante tanta queja, se enrocan y mantienen su redacción. No importa lo que diga la Fiscalía, o el CGPJ, o las asociaciones ciudadanas. La ley va al Parlamento como está por las narices de alguien.

Es precisamente el ejemplo opuesto a lo que el Gobierno 2.0 ha de ser. No se explica, no se aclara, y nos da lo mismo lo que digan. El canal de Twitter está para teletipos, pero no para escuchar al ciudadano. Es como indica Enrique Dans en su blog, una pantomima de lo que ha de ser la Democracia.

congreso-leonesEn una sociedad en la que los ciudadanos que son internautas son cada vez más, y que como ciudadanos pueden poner y deponer gobiernos mediante su voto, no parece que sea una estrategia inteligente la de enrocarse  ante unas quejas de la ciudadanía, y que no se han explicado, ni se han calmado.

El Parlamento tiene la oportunidad de corregir esto, y poner un poco de orden en una Ley en la que se va a basar mucho del desarrollo de la sociedad en los próximos años. Una Ley que será necesaria para modernizar el país y permitir que  nos desprendamos del lastre del ladrillo. No puede ser una ley estética, sino de fondo.

Esperemos que el Parlamento sí sea 2.0, y escuche a la ciudadanía, y realice los cambios que sean necesarios para que la redacción de la LES no afecte a ningún derecho fundamental.